Como líder, ¿específicamente que estás haciendo para nivelar la cancha de juego para las mujeres?
Hemos tenido tremendo éxito en esta área. Dirijo una de las casas de fragancias más grandes del mundo y dentro de mi organización ya el 50% de nuestros ejecutivos son mujeres, y el resto de la organización es el 70% mujeres. Lo interesante es que nunca fuerzo que una posición se llene con una mujer, o con cualquier otra minoría. Pero tengo un sistema por el cual cada vez que hay una promoción o que se llena una posición, hago esta pregunta “¿cuáles dos mujeres o minorías consideraste para esta posición y por qué decidiste no ofrecerle el puesto?” Nunca anulo la decisión que se tomó. Pero como resultado de este cuestionamiento, mi equipo siempre considera mujeres y minorías antes de tomar una decisión y muy a menudo encuentran una persona mejor calificada, que es una mujer o una minoría para el trabajo. No se puede forzar la diversidad, sólo se pueden hacer disponibles a personas cualificadas.
Finalmente, nos centramos en las mujeres prometedoras y trabajamos con sus jefes para asegurarnos de que obtengan la capacitación y las oportunidades necesarias para demostrar su valor. Al final, el/la mejor candidato/a obtendrá el puesto sin importar el género. Mi trabajo es asegurarme de tener suficientes mujeres en el grupo de candidatos para tener una organización equilibrada.
Si pudieras sugerir una acción que las organizaciones pueden llevar a cabo para acelerar la representación de mujeres en los puestos más altos de toma de decisión, ¿cuál sería?
En primer lugar, hay que hacer de la diversidad una ventaja comercial, no un mandato. En segundo lugar, hay que darle a las mujeres la oportunidad de mostrar su potencial y habilidades mediante la creación de asignaciones críticas donde puedan mostrar lo buenas que son. Y tercero y lo más importante, hay que crear una cultura de la aceptación de todos. Para ello tenemos una serie de eventos. Primero es un desayuno semanal donde las reglas son simples, no hablar de trabajo, y no tomar el desayuno y volverse a la oficina. Esto obliga a la organización a estar juntos y socializar. Es puramente voluntario, pero funciona. En segundo lugar hago Happy Hours semanales, algo que no es patrocinado por el trabajo. Ambos eventos crean camaradería y unen a la gente. Por no ser parte del trabajo, sólo aquellos que están interesados vienen, pero con el tiempo todos terminan llegando. Al crear un horario social que no lo paga la compañía, hemos eliminado la presión de “actuar frente al jefe”, y eliminamos los temores de ser tú mismo, creando una cultura muy cooperativa donde todo el mundo se considera igual.