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El poder de las distinciones
Las distinciones no son simples definiciones de palabras. Son aquello que te permite ver cosas que no podías ver antes de contar con ellas. Por ejemplo, los nativos de Alaska tienen numerosas palabras para expresar el color blanco porque viven en un ambiente donde la clara distinción de tonos de blanco es importante. Ahora, a menos que alguien te muestre con paciencia la diferencia de tonos dentro de la gama del blanco, tú continuarás identificando a todos ellos como “blanco”. Pero en el momento en que alguien te enseña las diferencias tu ojo aprende a distinguirlas. Y al poco tiempo te preguntas cómo es posible que no las vieras antes.
Y a pesar de que el poder de las distinciones es pocas veces reconocido en el mundo profesional, en este ámbito ocurre algo similar. Si buscas mejorar los resultados que obtienes en un área de tu profesión, es probable que te venga bien adquirir nuevas distinciones en esa área en particular. Por ejemplo, si cada vez que presentas una idea es desestimada, es probable que te sientas inclinada a dejar de proponer ideas ya que consideras que nadie te toma en serio.
Sin embargo si en ese momento te enteras de que hay una manera específica de presentar nuevas ideas en tu compañía (algo que tú, por ser nueva, desconocías) de pronto la cosa cambia. Con un simple ajuste a cómo presentas tus conceptos obtienes resultados completamente distintos. Ese, en resumidas cuentas, es el poder de las distinciones. Cuando no las tenías, siempre obtenías los mismos resultados insatisfactorios. En el momento en que adquiriste nuevas distinciones, pudiste conseguir los resultados positivos que buscabas.
Entonces, ¿qué te parece si exploramos juntas el poder de las distinciones?
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