Cómo desarrollar sensibilidad cultural y aprovechar las diferencias
En esta época donde la palabra clave es la inclusión, hay que aprender a desarrollar sensibilidad cultural. Es la única manera de crear ambientes laborales realmente inclusivos y que la gente sienta que pertenece a tu organización
El lenguaje como primer paso para desarrollar sensibilidad cultural

Desarrollar sensibilidad cultural para aprovechar diferencias – Photo Credit: Dorrell Tibbs. Unsplash
El ser humano nace inmerso en el lenguaje. El lenguaje con el que se cría, el que se hable a su alrededor y en el que se le hable va a formarlo como ser humano. La riqueza de cada lengua es única. Es lo que te permite nombrar los objetos, sentimientos y situaciones que te rodean. Es lo que arma la estructura subjetiva de cada uno.
Digo que el primer paso para desarrollar la sensibilidad cultural es el lenguaje porque claramente las culturas están marcadas por diferentes lenguas. Aunque en Latinoamérica se hable el mismo idioma español, hay modismos y maneras distintas de decir lo mismo en cada país. Incluso, hay frases que de uno a otro país pueden resultar inentendibles o tener un significado muy distinto. Por ejemplo: “guagua” en Chile significa bebé y en Puerto Rico autobús. O la palabra “ahorita” que en Ecuador significa “ahora”, “en este momento” y en países como Costa Rica o Colombia significa “después”.
Alrededor del lenguaje se nos arma un universo. Así, un pintor por ejemplo, descubrirá una inmensa gama de matices dentro de cada color y conocerá sus nombres: Carmín, bermellón, tomate, rojo, ladrillo. Mientras que quien no conoce estas distinciones les dirá “colorado” a todos los matices. El tema es que una vez que sabemos que existen estos diferentes nombres es probable que empecemos a detectar tonalidades. O sea que como puedes ver el lenguaje, la palabra, crea la realidad, no sólo la describe. Lo mismo ocurre con las personas.
Cuidado con usar las diferencias para clasificar y separar

Desarrollar sensibilidad cultural ayuda a no encasillar a las personas. Photo Credit: Mehrdad Haghighi. Unsplash
Cuando logras identificar los matices que definen su personalidad, temperamento, habilidades, filosofía, valores, etc. dejas de verlos de manera unidimensional. Dejas de clasificarlos de manera limitada (lo que te permite encasillarlos y llegado el caso, discriminar en contra de ellos) y puedes verlos como un ser humano complejo y único.
De ahí que cuando usas la lengua para calificar a alguien como blanco, latino, musulmán, mujer etc, te limitas a resaltar algún rasgo específico de esa persona y a adjudicarle un valor cualitativo que puede llevar de manera directa a la segregación, al bullying, al maltrato o al hostigamiento. Al darle a esa característica específica una valoración negativa en lugar de aprender de esa particularidad, la usamos para distanciarnos de la persona. Al usar un rasgo para calificar a la totalidad del individuo estamos elevando esa característica particular al rango de “ser”. Es como si lo único que importara, lo único que definiera a esa persona fuera esa característica.
Por ejemplo: que alguien sea argentino define sólo una parte de esa persona, alguna idiosincrasia y cultura, pero no dice nada específico de la persona que tienes delante. No solo porque no todos los argentinos son iguales sino porque ese individuo además de haber nacido en la Argentina tiene muchas otras características. Cuando con una sola palabra (en general una generalidad) quieres definir o clasificar a una persona, no haces más que estereotiparla y negarte la posibilidad de aprender de lo que la hace única y enriquecerte con sus diferencias.
Por otro lado, a la persona “clasificada” se le hace difícil desplegar su potencialidad en el esfuerzo por querer adaptarse a lo que se supone que hay que hacer y ser.
Preguntas para desarrollar sensibilidad cultural en tu equipo
¿Has detectado las diferencias culturales en tu equipo de trabajo?
Si aún no lo has hecho, te sugiero que empieces a pensar en ello. Quizás no te das cuenta que te estás manejando como si no hubiera diferencias. Te estás dejando llevar por la idea de inclusión sin darte cuenta de que hay un grupo de asociados intentando amoldarse a lo que suponen que es la cultura dominante, y lo que se espera de ellos.
Estas son algunas preguntas que te pueden ayudar a identificar las diversas culturas presentes en tu matriz laboral.
- ¿Dónde nació cada una de estas personas?
- ¿Cuál es su origen cultural y tradicional? (Pudieron haber nacido en un país pero sus padres ser inmigrantes, lo cual cambia drásticamente las cosas).
- ¿Qué idioma hablan en su casa y cuál fue la primer lengua en la que les hablaron?
- ¿A qué universidad fueron?
- ¿Son de la capital o del interior del país?
- ¿Están cómodas trabajando en esta organización o hay una sobreadaptación?
La inclusion tiene como resultado que el todo es más que la suma de las partes. Photo Credit: Vishal Banik. Unsplash
4 Ideas para desarrollar sensibilidad cultural en tu lugar de trabajo
Una vez que identifiques las culturas que integran tu empresa o sector puedes probar las siguientes ideas. Son ideales para aprovechar las diferencias y crear un ambiente de trabajo inclusivo.
1Aprovecha reuniones de equipo para hacer un icebreaker donde cada uno nombre cuáles son las características positivas y negativas que tienen que ver con sus orígenes culturales. Hazlo de manera rápida y divertida.
2Antes de tu próximo taller de capacitación profesional, ofrece un icebreaker donde cada uno comparta los mitos o las ideas que tiene acerca de otra cultura y permite que alguien de esa cultura explique de dónde vienen esos preconceptos y así tratar de disolverlos. Si los prejuicios no están explicitados difícilmente puedan abandonarse y funcionarán implícitamente.
3Una manera de experimentar otras culturas puede ser armar “El día de…” e ir rotando los países, haciendo que todos deban hacer o traer algo representativo como poemas, leyendas, costumbres típicas, giros idiomáticos divertidos, algo referente a la situación política y económica actual, descubrimientos científicos, etc.
4Disponer de un día a la semana en que una persona del equipo presenta por veinte minutos sobre algún tema en el cual es experta. Exponer al grupo a las diversas habilidades, personalidades, estilos de presentación y personalidad amplía la expectativa de quién puede presentar, y quién puede recibir visibilidad. Pone a todos en un mismo plano mientras va sensibilizando al grupo sobre las diferencias culturales.
Es importante que resaltes que la riqueza de un equipo está justamente en sus diferencias. Eso nos abre a mundos distintos y maneras de ver y solucionar problemas muy diversas.
Puedes leer experiencias de grandes empresas que trabajan con diversidad para tomar ideas.
La apertura a lo diferente siempre invita a la creatividad. Siempre trae experimentar por caminos que no solemos andar. Ver ángulos que antes no veíamos. Permite a cada uno de los integrantes de tu empresa, desplegar al máximo sus potencialidades, sentirse cómodos siendo ellos mismos sin intentar forzar una cultura que no tienen. Y en definitiva, todo ello ayudará a que la organización tenga una mejor convivencia interpersonal.
Conocer lo diferente es lo que nos aleja de prejuicios y nos encuentra con lo que nos une en lo distinto. Lo multicultural nos enriquece. La diversidad es más que la suma de las partes.
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